Desde muy pequeños estamos habituados a la rutina de
los estudios. Poco después de nacer vamos a la guardería, pasando por el
colegio e instituto conforme crecemos, y posteriormente por donde se impartan
los estudios que decidamos cursar. Esto configura nuestra vida desde que
tenemos conciencia entorno a asistir a clases y a estudiar en época escolar.
Depende del camino que elijamos para nuestro
futuro esta rutina seguirá igual para los que decidan seguir formándose en lo
que crean conveniente. Desde grados medios o superiores, a carreras, másteres o
doctorados. El cambio respecto a los primeros estudios será la voluntariedad de
hacerlos o no, y que las determinaciones pasarán a ser poco a poco parte de
nuestra responsabilidad. De esta forma vamos trazando un camino cuya meta es un
fin al que aspiramos. Así van pasando los años, con muchas horas de esfuerzo
y dedicación, hasta que llegamos al ansiado día del final de nuestro proyecto
estudiantil. Esto no implica que no volvamos a coger un libro nunca más como
muchos se piensan, pero sí que estamos preparados suficientemente para acceder
al puesto de trabajo que deseamos.